sábado, 16 de noviembre de 2024

¿Qué tiempo?


No sé en qué tiempo, cuándo fue que empezó envolverme en la pregunta... cuándo fue que empezó. ¿En qué tiempo? Vuelvo a esa pregunta porque así es como me entiendo. En la pregunta, siendo solo la pregunta misma, para adentro. Un adentro que me permite también anticiparme lo que puede ser un estallido, como el big bang dentro mío. No me importa el prejuicio, porque adentro es un constante descubrir y abrir. Me vuelvo a preguntar, ¿cuándo? ¿realmente cuándo? Pensándome en el cuerpo como si algo hubiese quedado suspendido, tan suspendido como lo están mi cuerpo y mi plexo. Intuyo que esto tiene que ver con la sincronicidad. Mientras yo estoy acá, otras cosas están conectadas conmigo. Pero, ¿qué tiempo? Esto que veo hoy, ¿es una suspensión de lo que realmente pasa?


Texto: Agustina Biscayart Abram

En la imagen, la autora del texto. Foto: Anabela Abram

domingo, 3 de noviembre de 2024

En el deshabitado lugar adonde vuelves



PARA DESTRUIR A LA ENEMIGA

Mira a la que avanza desde el fondo del agua borrando el día con sus manos,

vaciando en piedra gris lo que tú destinabas a memoria de fuego,

cubriendo de cenizas las más bellas estampas prometidas por las dos caras de los sueños.

Lleva sobre su rostro la señal:

ese color de invierno deslumbrante que nace donde mueres,

esas sombras como de grandes alas que barren desde siempre todos los juramentos del amor.


Cada noche, a lo lejos, en esa lejanía donde el amante duerme con los ojos abiertos a otro mundo adonde nunca llegas,

ella cambia tu nombre por el ruido más triste de la arena;

tu voz, por un sollozo sepultado en el fondo de la canción que nadie ya recuerda;

tu amor, por una estéril ceremonia donde se inmola el crimen y el perdón.

Cada noche, en el deshabitado lugar adonde vuelves,

ella pone a secar la cifra de tu edad al bajar la marea,