domingo, 26 de noviembre de 2023

Jardín


Salí al patio y había sol. Caminé hasta el limonero mirando el pasto crecido debajo de mis pies. El limonero estaba enfermo, tenía las hojas dobladas y débiles con manchas oscuras en la parte interior. Lo había descuidado. Hacía varios días que tenía pendiente limpiarlo, curarlo. Le preparé agua con jabón natural y rocié las hojas una a una, las iba mojando con el agua blanca, sacando las hojas oscurecidas, tratando de no lastimar los brotes, cuidando los limones verdes e intensos. Me pregunté por qué no había flores. Era todo verde. Pensé en el tiempo del jardín, en esta idea que trae Han Byung-Chul en su texto Loa a la tierra. Adorar la tierra, darnos el tiempo del jardín. Hoja por hoja, trabajar entre las ramas, sentir las hojas tocándome la cara. Después me alejé un poco. Me gusta mirar al limonero. Quedarme de pie frente a él y mirarlo. Cuando terminé de guardar todo -el rociador, el jabón, la escalera- me sentí un poco mejor. Sentí el aire de la tarde que terminaba.


*texto: Caro Di Nardo

*foto: Anabela Abram


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